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EL GRAN FRAUDE
Así el lacayo de Fujimori trate de colocar civiles ante sillones, prensa y cámara internacionales, muchas armas resguardan con patriotismo su fujicracia. La dictadura debe de enquistarse en el poder y formalizar "democráticamente" como requisito diplomático digno del norte, así como sus bondades capitales. En el plano cotidiano, fuera de las elecciones burocráticas, el pueblo al encontrarse cercado como siempre por la miseria y el fuego del gobierno, no retrocederá y reforzara sin hacerle el juego a nadie con resistencia, en su lucha día a día por la autonomía autoorganizativa, así la dictadura la calumnie, acose y pisotee sus derechos. El títere de Fujimori y su gobierno es un organismo que sirve para mantener los privilegios de la clase dominante y sólo puede subsistir con la división de la sociedad en clases. El poder es del pueblo y su espíritu libertario y no de sus "autorepresentantes", así como en la dictaduras el poder es el dictador y sus cartas militares. El poder no será del proletario mientras existan partidos o dirigencias de despóticas direcciones, cuyo antagonismo élite-base se manifiesta en sus contradicciones estatales, pues el pueblo sabe lo que quiere, mientras el político se aprovecha y se hace elegir. La sociedad avanza, el gobierno es estacionario. Con la política actual de acercamiento de capitales, el liberalismo económico de hambre y privatización, polariza el sector laboral al paralelo de la crisis económicas que asocia, afirmándose al antagonismo entre poseedor y desposeído, patrón y obrero, las transnacionales invierten con el poder por falta de trabajo y la demanda de grupos económicos, hasta ridiculizar su jornal ante las lista de ventas de consumo proletario, llevándose lo que les paga, en bombardeos publicitarios con triunfalistas estadísticas de hambre, que logra solventarse cobrando patrióticos impuestos al poseedor y desposeído, situación de política de mercado nacional redondo, donde el pueblo se convierte en moneda del gobierno, en venta al mejor postor nacional o transnacional, y es por eso que la "propiedad privada" nacional o transnacional es un robo, con el perro fiel de Fujimori o sin el,, con alcalde o sin alcalde, con o sin elecciones.
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